El campo está en plena ebullición a pesar de las lluvias y los repentinos golpes de calor. En las franjas de vegetación y prados se observa un constante ir y venir de insectos de flor en flor, en plena labor de polinización. Aunque lo primero que pensamos al ver esta actividad es en las abejas melíferas (Apis mellifera) o los abejorros, como explica Sandra Ruzafa, entomóloga y presidenta de la Asociación Mundo Artrópodo, los polinizadores van mucho más allá de estas especies. Además de las abejas, otros insectos como moscas, mariposas, escarabajos e incluso aves (aunque en España no) también son fundamentales en este proceso. De hecho, se estima que cuatro de cada cinco cultivos o plantas salvajes en el mundo dependen de la polinización, según la Comisión Europea.
Ruzafa señala que, aunque las abejas melíferas reciben gran atención por su domesticación y el rendimiento económico que ofrecen. No se debe subestimar el impacto de los otros polinizadores. Estos son vitales para nuestra alimentación. Y es por eso que la política agraria común (PAC) fomenta prácticas para restaurar áreas degradadas. Como el ecorregimen de Espacios de Biodiversidad en Tierras de Cultivo y Cultivos Permanentes.
Sin embargo, la entomóloga ha notado una alarmante disminución en la población de abejas en ciertas áreas, como en Ciudad Real, donde los dípteros, un grupo de insectos comúnmente olvidado en el ámbito de la polinización. Han tomado su lugar. Dentro de los dípteros, destacan los sírfidos, como la E. tenax y la Sphaerophoria rueppellii, así como los coleópteros y lepidópteros, incluyendo mariposas diurnas y nocturnas. Ruzafa sugiere que cultivar plantas aromáticas y herbáceas con flor podría ayudar a todos estos polinizadores a mantener su esencial labor para la soberanía alimentaria.
Fuente: lavozdegalicia.es/somosagro