En A Coruña, encuentra un lugar donde crecen tomates en una escollera, a pesar de las condiciones aparentemente adversas, estas tomateras prosperan gracias al sol y la brisa marina que las protege de las heladas.
El origen de las semillas que dieron vida a estas plantas es incierto, posiblemente proceden de tomates desechados por algún pescador o fueron transportados por aves. La variedad de estos tomates aún no está clara.
Según el técnico de campo Ignacio Sánchez, a pesar de la falta de tierra, las tomateras crecen sorprendentemente bien en las piedras de la escollera, ya que están protegidas de las heladas, que son su principal amenaza. Además, las gaviotas aportan cal y abono a las plantas, lo que contribuye a su desarrollo.
Fuente: lavozdegalicia.es