
Ya se han realizado algunas pruebas con dron para aplicar tratamientos aéreos de fitofortificantes.
Los beneficios del uso de drones son claros, se ahorra tiempo de trabajo y se evita pasar con el tractor por la parcela, con el daño que eso causa en el cultivo. Además se hace un menor consumo de agua: unos 16-17 litros de agua por hectárea con el dron frente a los 350 – 400 litros que consumiría con el tractor.
Un problema de los drones es que su uso está equiparado por la legislación con el empleo de una avioneta, por lo que su utilización está de momento restringida. Tanto un vehículo no tripulado como una avioneta se consideran tratamientos aéreos, lo que limita mucho los productos que se pueden aplicar sin necesidad de autorizaciones especiales.
Por el momento, el precio de contratar un tratamiento con dron es bastante caro, pero en el momento que se extienda su utilización los precios bajaran y posiblemente se extienda su uso.
Los agricultores de momento son reacios a la utilización del dron, especialmente por su precio.
Fuente: campogalego.com